
Antes de explicar por qué es útil sumarse a una asociación empresarial (en mi caso, hablo como presidente de la Asociación de Farmacias de Barcelona y de FEFAC, que agrupa a las cuatro empresariales provinciales de Cataluña), debo apuntar que estas organizaciones están constituidas solo por titulares de oficina de farmacia y, al contrario que los colegios profesionales u otras entidades como sociedades profesionales, representan única y exclusivamente a los propietarios.
La pertenencia es voluntaria y su fuerza a la hora de realizar su misión estará, en principio, condicionada al número de socios que la conformen, y por este motivo asociarse permite sumar responsabilidades y compromiso con el propio colectivo.
La misión y el interés último de las empresariales es defender y trabajar por una oficina de farmacia profesional, sólida, solvente y de futuro, orientada a todos los ciudadanos, no sólo al enfermo.
Las empresariales nacieron con la llegada de la democracia y con la función primera de negociar, con los sindicatos y el resto de asociaciones de trabajadores, el convenio colectivo, marco que define las relaciones laborales con los empleados, tarea de responsabilidad aún mayor en tiempos de crisis como los que vivimos, en los que tanto las necesidades de los trabajadores como de las empresas se agudizan.
Aunque trabajar en adecuar el convenio sigue siendo una de las actividades más destacadas de las asociaciones empresariales, éstas han evolucionado hasta convertirse en un útil apoyo para las oficinas de farmacia, aportándoles herramientas para la mejora de la gestión, pero también como importantes defensoras de un modelo de farmacia que garantice la calidad sanitaria en la atención al ciudadano, la viabilidad, solvencia económica, el progreso profesional y la integración en el sistema sanitario.
Esta misión se hace especialmente importante en la actualidad, cuando las amenazas sobre el modelo de farmacia siguen presentes. La oficina de farmacia se encuentra debilitada económicamente y ante el difícil reto de competir con otros canales de venta que ofrecen productos y servicios similares, en ocasiones haciéndose valer de la imagen y el prestigio de la farmacia, pero sin sus responsabilidades. Ante esta realidad, poner en valor la aportación y orientación sanitaria del sector se hace imprescindible.
En este punto, las empresariales realizan una tarea fundamental, a la hora de trasladar a la opinión pública los valores de la farmacia, la voluntad de servicio al ciudadano, la implicación en el sostenimiento del sistema de salud y el modelo mediterráneo de farmacia.
El retraso en el pago de los medicamentos las ha convertido lamentablemente en protagonistas en los medios de comunicación y ha provocado que estén presentes en los discursos políticos de los diferentes partidos, que utilizan esta cuestión como arma arrojadiza entre administraciones o como un indicador indirecto del estado de sus tesorerías.
Ante esta situación, conviene tratar de equilibrar los mensajes negativos del sector y hacer visible entre la población el papel que tradicionalmente desempeña la oficina de farmacia, en lo sanitario y en lo social, incluso en la actual situación, y así lo hacemos las empresariales de farmacias.
Así, las iniciativas de responsabilidad social desarrolladas en las farmacias son necesarias, por la aportación desde el punto de vista humano y social y porque ayudan a transmitir la vocación de servicio a los demás que realiza el farmacéutico comunitario. Estos valores añadidos, lo social y la salud, son el principal elemento diferencial de la farmacia y su fortaleza ante sectores interesados en ocupar su espacio.
Las empresariales también han avanzado en ofrecer a los titulares soluciones para la mejora de la eficiencia en la gestión de sus farmacias, desde formación e información específica para ellos, que abarcan todos los aspectos de la gestión de la farmacia como empresa y centro de atención sanitaria, con el convencimiento de que únicamente farmacias solventes y bien gestionadas son y serán capaces de continuar mejorando el servicio al ciudadano y colaborar con el sistema.

Antonio Torres Vergara (Barcelona, 1956). Licenciado en Farmacia por la Universidad de Barcelona en 1983. Miembro fundador de la Asociación Barcelona Salud, para la promoción de hábitos de vida saludables. Titular de la primera farmacia de España con servicio 24 horas en certificar todos sus procesos (Iso9001).
Post publicado originalmente en la web Diactual, plataforma integrada en La Farmacia Hoy.