Para muchas personas trabajadoras, la oficina es un hábitat casi tan familiar como el propio hogar. Es el lugar en el que más horas invierten, de lunes a viernes, con jornadas diarias de ocho horas a las que, si deciden comer de tupper en la propia oficina, suman los descansos para comer. Teniendo en cuenta fines de semana, festivos, vacaciones y bajas, los trabajadores y trabajadoras pueden llegar a pasar unas 1.700 horas al año, casi una quinta parte del cómputo total, en el lugar de trabajo. Y, si entramos en el mundo de las personas autónomas o pequeños empresarios y empresarias… ¡esta cifra puede incluso aumentar!
Si además restáramos las ocho horas de sueño diarias a esas cantidades y nos pusiéramos a calcular el porcentaje de tiempo de vigilia dedicado al trabajo, más de una persona se asustaría. ¿Y no nos indican estos datos que deberíamos cuidar tanto nuestra salud en la oficina como fuera de ella? Los accidentes pueden ocurrir en la calle, sí, pero también existen los accidentes domésticos y, cómo no, los laborales. Por ello hay un aliado que no debe faltar nunca en todo lugar de trabajo, por muy seguro y a prueba de riesgos que pueda parecer a simple vista: el botiquín.
Aunque se nos pueden ocurrir, sin duda alguna, entornos laborales más peligrosos, no hay que desestimar nunca los potenciales riesgos de la oficina. Un golpe, un corte, una quemadura… cualquiera de estos eventos es perfectamente susceptible de suceder en un entorno cerrado poblado con mesas, cristales, sillas metálicas, además de vasos, tazas, artículos de papelería o aparatos electrónicos. Con un poco de imaginación, seguro que podemos recrear en nuestra mente más de una potencial situación de riesgo, ¿verdad?
¿Cuáles son los indispensables del botiquín?
El botiquín, ese maletín de primeros auxilios que tanto puede llegar a echarse en falta cuando se necesita, debería estar siempre en lugar accesible y conocido por toda la plantilla. Y al abrirlo, hay una serie de elementos que nunca deberían faltar:
- Un manual de primeros auxilios.
- Gasas esterilizadas y esparadrapo.
- Antisépticos.
- Crema antibiótica.
- Tiritas o apósitos.
- Cremas para quemaduras.
- Pinzas, tijeras y otros instrumentos.
- Analgésicos y antiinflamatorios
Pero el material muchas veces es insuficiente. Hay accidentes que no se resuelven únicamente con el contenido del botiquín, sino que requieren de unos conocimientos. Por ello, es altamente recomendable que en toda oficina haya al menos una persona con conocimientos de primeros auxilios. La Cruz Roja imparte este tipo de formaciones en toda España. Con conocimientos básicos de atención en situaciones de urgencia, se podrán solventar determinadas complicaciones y se tendrá una noción mucho más clara de cuándo hay que llamar a los servicios de emergencia. A veces, el tiempo puede ser vital.