
Las farmacias juegan un papel clave a la hora de fomentar un uso seguro y correcto de la medicación, gracias a servicios básicos como la indicación y dispensación farmacéutica, pero también a otros más exhaustivos como el Seguimiento Farmacoterapéutico (SFT) o la Revisión del Uso de Medicamentos (RUM). Pero también juega un rol clave en la prevención de ciertas enfermedades, llegando a miles de personas con campañas de prevención y consejos saludables, y en la detección precoz de algunas patologías, a través de los cribados.
Los cribados en farmacias se llevan haciendo desde hace muchos años para ayudar en la detección precoz de algunas enfermedades. Se trata de pruebas rápidas que permiten al farmacéutico detectar con facilidad posibles casos de cáncer de colón, VIH u otras enfermedades. Generalmente las personas en alto riesgo de padecer una enfermedad suelen estar sometidas a controles regulares y un seguimiento médico especial, pero existen grupos poblacionales con riesgo medio o bajo a las que es más difícil llegar, y por eso las pruebas en farmacia juegan un papel tan relevante.
En el caso del VIH, la farmacia comunitaria, gracias a su gran capilaridad, tiene el alcance necesario para llegar a una gran parte de la población con campañas y consejos de prevención. Hablamos de un virus que fue contraído en 2017 por 1,8 millones de personas y causó la muerte, de manera directa o indirecta, de 940.000 personas.
En el marco de la celebración, el pasado 1 de diciembre, del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, las farmacias comunitarias vuelven a acercarse a los pacientes con información y con pruebas rápidas de detección, porque un diagnóstico precoz es clave a la hora de abordar la enfermedad y prevenir posibles contagios.