
Carlos fumaba unas dos cajetillas al día. Reconoce que muchos de esos cigarrillos se debían al estrés que le producía su trabajo y que en vacaciones podía reducir esa cantidad a la mitad. En muchos casos, los cigarrillos iban asociados a alguna actividad o costumbre: el cigarrillo de después del café, el que le ayudaba a asentar ideas antes de una reunión, etc. Sabía que tenía que llegar el día de poner fin a esa situación que le estaba acarreando no sólo problemas de salud, sino también en la relación con familiares y amigos. Consciente de que, con su historial como fumador, dejarlo le iba a suponer un esfuerzo enorme, decidió ponerse en manos de profesionales.
¿Te sientes identificado con esta historia? Si es así, debes saber que el farmacéutico puede ser tu aliado pues podrá guiarte a través del proceso de deshabituación tabáquica, siguiendo un plan establecido según tus necesidades. De hecho, cada vez son más las farmacias que incluyen la deshabituación tabáquica entre sus servicios.
¿En qué consiste un proceso de deshabituación tabáquica?
Un proceso de deshabituación tabáquica se divide en dos campos complementarios: farmacológico y psicológico, que tendrán mayor o menor peso en función de las características del paciente.
El papel del farmacéutico en este proceso consistirá, en un primer momento, en ofrecer asesoramiento e información, tanto oral como impresa, para fomentar la motivación del paciente por dejar ese hábito: realización de una lista de motivos para dejar de fumar, fijar un día concreto para dejarlo, contar cuántos cigarrillos diarios se fuman… Conviene identificar también las situaciones de riesgo (por ejemplo, salir de fiesta…) para diseñar estrategias que eviten una posible recaída.
Una vez se haya iniciado el proceso, el farmacéutico deberá hacer un seguimiento exhaustivo de la evolución del paciente, para lo que acordarán una pauta de visitas a la farmacia. El objetivo de este seguimiento es valorar el síndrome de abstinencia, ajustar la medicación (en caso de que la haya), detectar efectos secundarios, etc.
Farmacología en un proceso de deshabituación tabáquica
En el apartado anterior se ha dicho que un proceso para dejar de fumar incluye dos partes, una psicológica y otra farmacológica. ¿En qué consiste esta última? Tal como explica este informe publicado en Portalfarma, se trata de sustituir la nicotina del tabaco por una administración decreciente de nicotina en forma de medicamento. Para ello, se suelen emplear bien fármacos de corte antidepresivo como bupropion para emular los efectos placenteros de la nicotina; o bien medicamentos como la vareniclina, dirigidos a reducir los efectos psicológicos de este compuesto. Estos se suelen administrar mediante parches o chicles.
El objetivo de esta terapia sustitutiva es reducir el síndrome de abstinencia, eliminando los comportamientos placenteros asociados al consumo de tabaco.
¿Dónde encontrar este servicio?
Cada vez son más los colegios oficiales de farmacéuticos que apuestan por incluir la deshabituación tabáquica entre los servicios que ofrecen las farmacias a sus pacientes. Algunos, como los COF de Cantabria, Tenerife y Almería, cuentan ya con un amplio recorrido en este ámbito, mientras que otros como el de Asturias o Bizkaia lo están implantando, conscientes de la necesidad de las personas fumadoras de contar con apoyo profesional para dejar este hábito.
Si te has propuesto dejar de fumar, haz como Carlos y acércate a tu farmacia más cercana para solicitar información sobre su servicio de deshabituación tabáquica. Con su apoyo (y esfuerzo por tu parte), lo lograrás.