
El Día Mundial de la Hipertensión, celebrado el 17 de mayo, persigue concienciar a la población global sobre el potencial riesgo de esta enfermedad muchas veces subestimada. Se trata de la patología crónica de mayor prevalencia en nuestro país, afectando a un 33% de la población (unos 12 millones de personas). Según un nuevo consenso del Grupo de trabajo del Colegio Americano y de la Asociación Americana del Corazón (AHA), que reduciría los umbrales para el diagnóstico a 130/80 mmHg, este porcentaje podría aumentar en nuestro país hasta el 46%.
Con estos datos sobre la mesa, parece evidente e innecesario recalcar que la hipertensión es una grave amenaza para la población, y sin embargo nunca está de más recordar la importancia de mantener bajo control un parámetro tan soslayado por muchos pacientes como es la presión arterial (PA). Y aquí es donde la botica puede jugar un papel muy relevante a través de dos servicios clave, íntimamente ligados al desarrollo de la farmacia asistencial: AMPA y MAPA.
AMPA y MAPA, dos servicios farmacéuticos clave contra la hipertensión
Con motivo del consenso y la nueva guía elaborada al otro lado del charco, el Grupo de Trabajo en Hipertensión Arterial de la semFYC ha emitido un comunicado defendiendo cuatro puntos, destacando en primer lugar la recomendación del MAPA (Monitorización Ambulatoria de la Presión Arterial) como técnica para medir la PA y establecer un diagnóstico de hipertensión arterial (HTA). En ausencia de MAPA, sugieren como alternativa otro servicio también ofrecido en farmacias, el AMPA (Automedida de la Presión arterial).
Frente a una medición en la consulta médica, el AMPA o el MAPA ofrecen al paciente una mayor libertad para realizar las mediciones y una menor injerencia en los resultados a consecuencia de la llamada hipertensión de bata blanca (un efecto que provoca en algunos pacientes unas cifras mayores de PA en presencia del profesional sanitario).
Además de recomendar estos sistemas, el Grupo de Trabajo de la SemFYC considera en su comunicado que no existen evidencias que justifiquen un cambio en las cifras del umbral del diagnóstico de HTA. Sin embargo, sí coinciden con la AHA en apoyar las medidas no farmacológicas, muchas veces relegadas al olvido, como método principal en la prevención primaria para la tensión arterial normal elevada. El comunicado completo del Grupo de Trabajo de la semFYC puede leerse en este enlace.