
Mayo es una fecha marcada en rojo en los calendarios de los estudiantes, tanto universitarios como de bachillerato. Se avecina la época de exámenes, y durante las próximas semanas se sucederán los codos despellejados, las horas de estudio hasta bien entrada la madrugada, la incertidumbre por no saber qué temario entrará y ese viejo y desagradable compañero tan habitual por estas fechas: el estrés.
Los exámenes suponen una alteración del ritmo cotidiano del estudiante, una ruptura con su rutina semanal y, además, añaden un componente crítico de evaluación, de ser conscientes de estar poniendo a prueba sus conocimientos y sus capacidades. A todo esto hay que añadir la sobrecarga cognitiva que los exámenes suponen para el cerebro. Según la psicóloga Rosario Morejón, los exámenes sumergen al estudiante en «una intensiva readaptación vital durante varias semanas, y el abandono por falta de tiempo de hábitos relajantes, como el ejercicio, los viajes y la lectura».
No hay que olvidar que el estrés en sí no es malo. Es una respuesta del organismo que se da frente a determinadas situaciones en las que el cuerpo necesita adaptarse. Pero en esta época en la que los alumnos someten a examen sus conocimientos adquiridos a lo largo de todo un curso de estudios, el estrés puede generar nervios y ser sumamente traicionero. No en vano, el estrés académico puede llegar a afectar a la salud del 60% de los alumnos durante los últimos meses de curso.
¿Qué consejos pueden ayudar al estudiante a relajarse en época de exámenes?
Quizás no exista un remedio infalible para hacer desaparecer el estrés, pero sí hay una serie de hábitos que pueden ayudar a que rebaje su intensidad y no tome posesión del cuerpo:
- Planificación. Preparar las materias con margen de tiempo y organizar bien los tiempos de estudio.
- Sueño. Pasar largas horas delante de los apuntes hasta bien entrada la madrugada afecta a los hábitos de sueño, y puede influir en el estado físico y anímico.
- Alimentación. El consumo excesivo de sustancias como azúcar o cafeína contribuyen al nerviosismo y pueden afectar al rendimiento.
- Ejercicio. Intercalar periodoso de actividad física entre las horas de estudio contribuye a la liberación de endorfinas y a sentirse más relajado.
- Controlar la respiración. Practicar respiraciones profundas y usando el diafragma, con inspiraciones lentas, puede ayudar a aliviar el estrés en momentos de agobio o antes de los exámenes.
La farmacia, como establecimiento sanitario cercano al paciente, puede ser un lugar donde el estudiante en apuros acuda en busca de consejo, y seguro que agradecerá unas recomendaciones que le ayuden a encarar mejor la época de exámenes.