
El 25 de noviembre de cada año las calles y los comercios se tiñen de púrpura, ya sea con lazos, puntos o banderas, y este no va a ser diferente. La violencia contra las mujeres es una lacra tristemente extendida en nuestra sociedad, incluso normalizada en ciertos sectores, y la celebración de una fecha como ésta es importante para visibilizar el problema, pero no es suficiente. Para erradicar este mal, esta patología de nuestros pueblos y ciudades, hacen falta muchos más días al año. Concretamente trescientos sesenta y cuatro (los años bisiestos uno más). Y todos los agentes sociales deben implicarse en la resolución de este problema, tanto ciudadanía como empresas y administraciones. También, por supuesto, los establecimientos sanitarios.
La farmacia comunitaria es la institución sanitaria con mayor capilaridad, la que es capaz de llegar a más volumen de población de manera más ágil y cercana. En España, el 99% de las personas cuenta con una farmacia a menos de treinta minutos de casa. Por lo tanto, las boticas no son sólo un espacio fundamental e insustituible en la dispensación e indicación farmacéutica, sino que pueden convertirse (y, de hecho, se han convertido) en un importantísimo agente social, con capacidad para trasladar mensajes sanitarios clave a la ciudadanía y concienciar sobre el impacto de las patologías más extendidas.
Hay personas que se preguntan por qué las farmacias comunitarias se vuelcan tanto en la celebración del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Desde fuera, podría parecer que son sólo un soporte más, un establecimiento que ofrece su escaparate para colgar carteles que recuerden a los transeúntes la importancia de esta fecha. Pero no, su implicación va mucho más allá. Los farmacéuticos y farmacéuticas pueden convertirse en un punto de información, animar a las víctimas a llamar al 016, e incluso se están formando en la detección de casos de violencia de género en el marco de la campaña «Hay salida».
Las farmacias comunitarias son establecimientos sanitarios, y la violencia contra las mujeres es una enfermedad a erradicar de nuestra sociedad. Por lo tanto, visto de esta manera, su implicación parece una consecuencia lógica de su papel como agente social de salud, capaz de llegar a través de sus 21.800 boticas a prácticamente cualquier rincón de nuestra geografía.
En este 25 de noviembre, desde La Farmacia Hoy queremos ponernos del lado de aquellas mujeres desamparadas, víctimas de una enfermedad a extirpar de nuestra sociedad; y también aprovechamos para reconocer la labor de las farmacias en esta lucha crucial para mejorar la salud de la humanidad.