
Ha llegado septiembre, el regreso de las vacaciones, la vuelta al trabajo. Ya sea madrugar para abrir la persiana de la farmacia o para comenzar la jornada de oficina, el retorno a la rutina es uno de esos momentos traumáticos que tememos durante el año y que pueden afectar a nuestros niveles de estrés.
El estrés, como bien sabemos, no es una enfermedad ni un algo que “haya que curar”, sino una respuesta del organismo ante determinados estímulos, como puede ser la necesidad de afrontar una serie de tareas y obligaciones tras un período de reposo. En este caso hablamos de estrés agudo, y es una situación habitual que no debe preocupar siempre que no se prolongue en el tiempo. Cuando esto sucede, cuando la situación de estrés se perpetúa, hablamos de estrés crónico, y puede ser fuente de problemas como hipertensión, insuficiencia cardíaca, depresión, ansiedad…
¿Cómo podemos suavizar este regreso al día a día de septiembre? ¿Qué consejos pueden ayudarnos a controlar esta vuelta al trabajo y evitar que los niveles de estrés se disparen?
- Planificación. No dejes que te coman las responsabilidades. Anticípate a los problemas, haz listas de tareas y no dejes que te coman las líneas de tiempo.
- Alimentación. Evita el consumo de azúcares en exceso, ya que podrían ser causa de alteración e incrementar la sensación de estrés. Y controla tu ingesta de café.
- Ejercicio. Hacer actividad física ayuda a despejar la mente y a reducir el estrés. Además, produce un cansancio físico que ayuda a dormir mejor, lo que nos lleva al siguiente punto…
- Sueño. No descuides el descanso. Por mucho trabajo que tengas, mantén siempre unas pautas regulares de sueño. Y evita llevarte el móvil a la cama.
- Respiración. Controlar la respiración ayuda a que renovar con mayor eficacia el oxígeno en las células de nuestro organismo. Una respiración profunda y consciente, con uso del diafragma, es una gran herramienta para combatir el estrés.
- Aire libre. Quedarse el día en casa encerrado entre cuatro paredes contribuye a incrementar la sensación de ansiedad. Es recomendable salir a pasear al aire libre, preferiblemente por zonas verdes, o junto al mar, evitando en la medida de lo posible la contaminación acústica.
¡Y sobre todo disfruta! El fin del verano no es el fin del mundo. Seguro que encuentras muchas fuentes de placer para poder desconectar de tus obligaciones: la familia, la pareja, los amigos, leer un buen libro, pasear al perro… No cuentes los días hasta las siguientes vacaciones y recuerda que, como dijo John Lennon, «la vida es lo que sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes».